El hotel es de reciente construcción, de hecho, todavía está en construcción. Su punto fuerte es su cercanía con las pirámides de Giza, aunque la calle ya deja una impresión muy pobre, sin asfaltar y con multitud de baches. No tuvimos un desayuno con vistas a las pirámides, tal y como esperábamos, sino que lo hicimos en una terraza en la planta baja que daba a zonas comunes del hotel. No pudimos hacer uso de la piscina (por cierto, es muy pequeña), nos dijeron que estaban con tareas de mantenimiento. Sin embargo, nuestra sorpresa fue que al llegar por la tarde vimos a una familia haciendo uso de ella. La habitación está muy bien para el estándar de Egipto, es moderna y espaciosa.
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