Lo único "malo" es que está alejado del centro, en tiempo normal a una media hora de Plaza de Cataluña en tren cercanías que pasa a menudo (aunque en agosto están de obras, han puesto bus de sustitución, y se tarda más).
Por lo demás, todo fue estupendo. Un sitio muy tranquilo, una atención maravillosa y un ambiente muy familiar. La piscina estaba genial para descansar tras un día de turismo por Barcelona. Seguramente volveré.
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