La Locanda delle Mercanzie es un pequeño hotelito a un tiro de piedra de todo aquello relevante y/o turístico en el corazón de la ciudad de Brescia, a apenas unos metros de sus dos principales plazas y en una calle, en ese tramo al menos) estrechita pero bulliciosa. A la hora de reservar, tras comparar precios en conocidos buscadores de reserva, opté por ponerme en contacto directo con el hotel para preguntar precios (la respuesta, a las pocas horas, no sólo fue amable sino extremadamente competitiva por lo que la gestión, a partir de ese primer contacto, ya fue por email y directamente con Lidia y Stefania, quienes me brindaron info de interés e indicaciones sobre desplazamientos o sitios donde comer. Llegada: si uno aterriza en alguno de los aeropuertos de Milán hay opción de trasladarse a Brescia en tren desde Milano Centrale (la principal estación de la capital lombarda). Una vez en la estación de Brescia el trayecto, a pie, es llaneando y de unos cómodos quince minutos. En mi caso, la misma mañana de mi llegada me contactaron vía WhatsApp para facilitarme indicaciones. Registro: al llegar al hotel me recibió Lidia (que habla un castellano más que decente aunque ella diga que lo entiende mejor de lo que lo habla), a quien acompañé al rellano de la primera planta para el registro. Cuando me dio la llave de mi habitación le pedí que gestionase una reserva para comer y lo hizo amabilísimamente y de inmediato. Habitación: en el momento de mi reserva y a pesar de viajar sola, solo quedaba una habitación triple, que fue la adjudicada. En la tercera planta y dando a un minúsculo patio interior (algo que agradecí de noche, pues resultó muy tranquila, la “Desiderio” es una habitación súper amplia con una cama doble que cuenta con otra, tipo sofá cama, en un extremo de la habitación. Cuenta con mesillas a ambos lados con enchufes (también para usb), una mesa escritorio con hervidor de agua, café y descafeinado, y un minibar con cuatro botellas de agua, dos con gas y dos sin gas, de cortesía. El armario es grande, con zona de estanterías y zona de colgar ropa (gracias por las perchas "normales"), y cuenta con caja fuerte. Baño: es amplio, sin florituras pero no tropiezas con nada, y cuenta con una ducha cómoda (la presión del agua me pareció excelente), y ese imprescindible en todos los hoteles italianos, que es el bidet; aparte, gel y champú (tanto en el lavabo como en la dicha), y un secador potente. Tanto el baño como la habitación estaban impolutos. Desayuno: se sirve en una sala de la primera planta de 07:30 a 10:00 (los domingos empiezan a servirlo a las 08:00) y cuenta con todos los básicos: tienes opción de servirte tarta, bizcocho, cornetti (cruasanes grandes y pequeños), galletas típicas, embutidos y queso, yogures, fruta (ya cortada, la sirven en recipientes individuales y cerrados, para que no esté al aire libre ni la manipule nadie), cereales y fruta. Aparte te ofrecen zumo recién exprimido (que te traen desde la cocina) y platos calientes,
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