El hotel está en pleno centro, mucho ruido. Desde que se abren las puertas del hotel huele a mugre, a humor de la gente, no esta sucio, las habitaciones están limpias, las toallas muy viejas y apestositas. Los empleados no saben atender al huésped, no son amables; excepto un señor bellboy alto de mediana edad con barba, es atento.
El desayuno es bufete pero no esta sabroso. Quedé descontenta de la atención. Y el precio es alto para el tipo de hotel.
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